LA IMPORTANCIA DE LAS MISIONES EN LA NIÑEZ

Ya desde chica oía historias de misioneros. Desde los viajes de Pablo hasta los misioneros más actuales. Si bien aún no tenía conciencia de ese llamado, era una preparación que Dios estaba haciendo para que más de 20 años después, dijera que sí a la propuesta de realizar un viaje misionero a Haití.

Organizado por JUCUM (Juventud con una misión), un grupo de diez jóvenes salimos a fin de año con destino a Puerto Príncipe, la capital haitiana, un año después de que sufriera un terremoto.

Pasamos los días previos hospedados en una iglesia de Santo Domingo, en la capital del país vecino, República Dominicana, donde arreglamos los últimos detalles.
Finalmente llegó el día de cruzar la frontera con destino a Haití.

Al llegar a Puerto Príncipe se ven casas derrumbadas, escombros y carpas. Los parques y las plazas se convirtieron en campamentos en los que las familias viven en carpas. Llevan allí más de un año.
Aún antes del terremoto, Haití era el país más pobre de todo el continente
americano. Su historia está llena de tragedias: la conquista de los colonizadores españoles mató a los indígenas que vivían en la isla, después pasó a manos francesas que trajeron esclavos de África y finalmente, lograron la independencia a través de un pacto con Satanás en el que le ofrecían el país a cambio de ser libres. Francia se fue, pero Haití quedó sumido en la miseria.

Viajamos con el propósito de llevar a Haití un mensaje de esperanza: que con Jesús es posible un cambio. La Biblia dice: “El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.” (1 Juan 3:8 NVI).

Pudimos trabajar con chicos en campamentos, en orfanatos y en la base donde nos hospedábamos. Muchos fueron evangelizados y otros, discipulados. Pudimos ver que Jesús cambia vidas y que además da gozo a pesar de la escasez material y de servicios básicos como agua corriente y luz. ¡Los chicos llegaban con sonrisas y no dejaban de cantar! Aún cuando se iban de la escuela bíblica, ¡salían cantando!


Hay mucho por hacer pero vimos que se está levantando una nueva generación en Haití.
Y lo mismo pasa en cada ciudad en donde se lleva el mensaje de esperanza de Jesús para cambiar vidas. En tu clase están los próximos misioneros y pastores.



¡No dejes de sembrar esa hermosa semilla en sus corazones!

Romina Mazzaferri

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